El Consejo Indio de Investigación Médica, compartió claves para ayudar a identificar y tratar la enfermedad, en la que destacan como factores que predisponen a la infección “la inmunosupresión causada por esteroides”, “la diabetes mal controlada” o una “estancia prolongada en la UCI”, entre otros.
¿CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?
Los principales síntomas son dolor y enrojecimiento alrededor de los ojos o la nariz, fiebre, dolor de cabeza, tos, falta de aire y estado mental alterado.
También pueden darse otros síntomas en función de la zona a la que afecte la infección.
Mucormicosis no cerebral:afecta a la nariz y el cerebro. Los síntomas suelen consistir en congestión nasal (sinusitis), hinchazón de los ojos, dolor de cabeza y fiebre. También pueden formarse costras oscuras dentro de la nariz. Posteriormente puede causar una inflamación cerebral o coágulos de sangre en el cerebro.
Mucormicosis pulmonar: consiste en una neumonía que se puede complicar rápidamente y afectar a otros órganos como el corazón o el cerebro. Los primeros síntomas son tos (que en algunos casos puede ocurrir con sangre), fiebre y problemas para respirar.
Mucormicosis gastrointestinal: ocurre cuando la infección afecta al tracto gastrointestinal y suele manifestarse con dolor abdominal, sangre en las heces, diarrea o vómitos con sangre.
Mucormicosis renal: en este caso la infección afecta al riñón y los síntomas suelen consistir en dolor en la parte alta del abdomen o la espalda y fiebre.
Mucormicosis cutánea:cuándo la infección afecta a la piel pueden verse zonas endurecidas y de color negruzco.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA MUCORMICOSIS
El examen por parte del médico es crucial para sospechar la mucormicosis y la biopsia de una muestra de tejido afectado confirmará la infección.
El tratamiento suele consistir en la extirpación mediante cirugía de todo el tejido afectado, algo que en algunos casos puede llevar a la extirpación de ojos, partes de la nariz u otras zonas. También suele ser necesario un tratamiento con antimicóticos para controlar la infección, generalmente anfotericina B intravenosa.
La tasa de mortalidad de la mucormicosis es muy alta, de cerca del 50%, por lo que es fundamental detectarla y tratarla a tiempo.
¿CÓMO PREVENIRLO?
Como en todo la prevención es clave. Los equipos de salud deben tener mucho cuidado con la higiene y el lavado de manos, especialmente al manipular catéteres y otros dispositivos cercanos al paciente. De esta forma, es posible prevenir la contaminación de estos materiales y la entrada de hongos a través de la respiración o los vasos sanguíneos.
Otra táctica utilizada en los hospitales, especialmente en las salas que reciben a pacientes con sistemas inmunológicos muy comprometidos (como los que se han sometido a un trasplante de médula ósea, por ejemplo) es la instalación de filtros Hepa en los sistemas de ventilación.
Este material tiene fibras capaces de retener partículas muy pequeñas, entre ellas, las esporas de Aspergillus que podrían invadir los cuerpos de las personas más debilitadas.
En caso de cursar una enfermedad y haber recibido tratamiento antibiótico se debe cuidar de mantener la microbiota intestinal equilibrada con el uso de probióticos.
Desde el punto de vista individual, siempre vale la pena cuidar la salud y mantener bajo control las enfermedades crónicas, como la diabetes.
También debemos pensar en el entorno en el que vivimos. Hoy en día, pasamos buena parte de nuestro tiempo en interiores, por lo que debemos preocuparnos por la humedad, la ventilación y la higiene de los ambientes. Se debe hacer énfasis especial sobre la acumulación de agua y materia orgánica en descomposición en el refrigerador y la despensa y dice que debemos estar atentos a la aparición de moho en las paredes o dentro de los gabinetes de la cocina y el baño. Se debe eliminar la comida en descomposición para que no se desarrollen los hongos que posteriormente puedan ser inhalados.
Los cuidados son tarea de todos de forma individual y colectiva. Mantengamos el cuidado de nuestros ambientes y la higiene individual permanente.
Ante la posibilidad o presencian de síntomas consulta inmediatamente al médico de tu confianza y no te automediques.