Las fiebres más altas suelen rondar los 39°C a 40°C. y justamente es a estas temperaturas cuando la fiebre en lugar de protegernos puede llegar a convertirse en un gran riesgo para nuestra salud.
Cualquier fiebre cercana o por encima de los 40°C puede ser peligrosa si es que no responde a un tratamiento. Aunque para la mayoría de las personas una fiebre de menor temperatura o durante un menor tiempo no presenta ningún tipo de riesgo.
Por ello es bueno conocer las causas de la fiebre y cuáles pueden ser sus posibles complicaciones.
¿Por qué nos da fiebre?
Usualmente una fiebre es algo bueno, pues es una manera en la que nuestro sistema inmune pelea contra las infecciones internas. El Hipotálamo en nuestro cerebro sirve como termostato y mantiene nuestra temperatura interna a 37°C y cuando nos enfermamos la sube ligeramente para evitar que los gérmenes o virus puedan sobrevivir y multiplicarse.
Síntomas y complicaciones de una fiebre.
Podemos diferenciar la fiebre en cuatro estados diferentes cada uno con sus propios síntomas.
- Fiebre Leve: Posee los siguientes síntomas:
- Escalofríos.
- Sudoración.
- Sentirse caliente.
- Dolor de cabeza.
- Ojos irritados o cansados.
- Sed.
- Poco apetito.
- Fiebre alta: Incluye los síntomas previos y estos más:
- Sudoración excesiva.
- Mareos y náuseas.
- Calambres.
- Fatiga.
- Debilidad en el cuerpo.
- Fiebre de larga duración: Puede causar síntomas más graves como:
- Pupilas dilatadas.
- Confusión.
- Piel pálida.
- Malestar estomacal y vómitos.
- Orina reducida o la incapacidad de orinar.
- Fiebre muy alta: Esta se puede hacer presente durante tiempos muy extensos con fiebre o a temperaturas por encima de los 41°C
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- Confusión extrema.
- Alucinaciones.
- Pérdida de conciencia.
- Patrones de respiración anormales.
- Sequedad en la piel.
- Tono rojizo en la piel.
- Ritmo cardíaco elevado.
- Convulsiones.
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Si bien la fiebre es una manera en la cual nuestro cuerpo se defiende de las infecciones, fiebres muy largas o temperaturas muy altas pueden resultar muy peligrosas. Es importante prestar atención si la temperatura de la fiebre alcanza los 40°C o si se mantiene durante varios días, lo mejor es consultar con el médico de confianza para que pueda proporcionar un diagnóstico adecuado.