La tos nocturna es un problema general que afecta a muchas personas. A menudo, la tos nocturna se debe a una combinación de factores, que incluyen la postura al dormir, la sequedad del aire y la acumulación de moco en las vías respiratorias.
La postura al dormir puede ser un factor importante en la tos nocturna. Cuando nos acostamos, la gravedad hace que la mucosidad se acumule en la parte posterior de la garganta y las vías respiratorias, lo que puede provocar tos. Además, si dormimos boca arriba, la gravedad también puede hacer que el ácido del estómago suba hacia la garganta, lo que puede irritar las vías respiratorias y provocar tos.
La sequedad del aire también puede contribuir a la tos nocturna. En invierno, cuando la calefacción central se enciende, el aire seco puede irritar las vías respiratorias y provocar tos. Si el aire de tu dormitorio es seco, puedes considerar utilizar un humidificador para añadir humedad al ambiente y reducir la irritación de la garganta.
Otro factor que puede contribuir a la tos nocturna es la acumulación de moco en las vías respiratorias. La mucosidad se acumula en las vías respiratorias a lo largo del día, y cuando nos acostamos, puede comenzar a moverse y provocar tos. Si sufres de alergias o infecciones respiratorias, como el resfriado común o la gripe, es más probable que tengas tos nocturna.
Si sufres de tos nocturna, hay algunas medidas que puedes tomar para aliviar tus síntomas. Puedes intentar dormir con la cabeza ligeramente elevada para ayudar a reducir la acumulación de mucosidad en las vías respiratorias. También puedes considerar utilizar un humidificador para añadir humedad al aire. Si tus síntomas persisten, habla con tu médico, ya que puede haber una causa subyacente que requiera tratamiento médico.