Sobrepeso y obesidad, diagnóstico y tratamiento – Parte 2

Tratamiento

El objetivo del tratamiento contra la obesidad es alcanzar y mantener un peso saludable. Esto mejora la salud en general y reduce el riesgo de desarrollar complicaciones relacionadas con la obesidad. Es posible que se necesite trabajar con un equipo de profesionales de la salud, incluido un nutricionista, un consejero de comportamiento o un especialista en obesidad, para ayudar a entender y hacer cambios en los hábitos alimenticios y de actividad.

El objetivo inicial del tratamiento suele ser una pérdida de peso modesta: entre el 5 % y el 10 % de tu peso total. Esto significa que si el peso es de 90 kg y existe obesidad según los estándares del IMC, solo se deberían bajar alrededor de5 kg a 10 kg para que la salud empiece a mejorar. Sin embargo, cuanto más peso se pierda, mayores serán los beneficios.

Todos los programas para la pérdida de peso requieren cambios en los hábitos alimentarios y un aumento de la actividad física. Los métodos de tratamiento adecuados para cada persona dependen de la gravedad de su sobrepeso u obesidad, de tu estado general de salud y de su voluntad de participar en el plan de pérdida de peso.

Cambios en la dieta

  • Reducir las calorías y adoptar hábitos de alimentación más saludables es fundamental para superar la obesidad. Aunque se puede perder peso rápidamente al principio, la pérdida de peso constante a largo plazo se considera la forma más segura de perder peso y la mejor manera de mantenerlo de forma permanente.
  • Evita las dietas drásticas y poco realistas, como las dietas «relámpago», porque es poco probable que ayuden a no volver a aumentar de peso a largo plazo.
  • Participar en un programa integral de pérdida de peso durante, al menos, seis meses y, en una etapa de mantenimiento de un programa, durante, al menos, un año para aumentar las posibilidades de éxito al bajar de peso y no volverlo a recuperar.
  • No existe una dieta perfecta para bajar de peso. Se debe elegir una que incluya alimentos saludables y que sea balanceada.

Los cambios en la dieta para tratar la obesidad consisten en lo siguiente:

  • Reducir las calorías. La clave para perder peso es reducir la cantidad de calorías que se ingieren, el primer paso es revisar los hábitos alimenticios y de bebidas típicas para ver cuántas calorías se consumen normalmente y dónde se puede reducir el consumo.
  • El médico o el nutricionista pueden decidir cuántas calorías se deben ingerir por día para bajar de peso, pero la cantidad normal es de 1200 a 1500 calorías para las mujeres y entre 1500 y 1800 para los hombres.

Sentirse satisfecho comiendo menos.

Algunos alimentos, como los postres, los caramelos, las grasas y los alimentos procesados, contienen una gran cantidad de calorías en una pequeña porción. En contraste, las frutas y verduras proporcionan una porción más grande con menos calorías. Al comer porciones más grandes de alimentos que tienen menos calorías, se reduce la sensación de hambre, se consumen menos calorías y uno se siente mejor con la comida, lo que aumenta la sensación de bienestar general.

Elegir opciones más saludables.

Para que la dieta sea más saludable, se deben consumir más alimentos vegetales, como frutas, verduras e hidratos de carbono provenientes de cereales integrales. Además, elegir fuentes magras de proteínas como frejoles, lentejas, soya y carnes magras. Si se introduce pescado en la dieta lo ideal es comerlo dos veces por semana. Limitar la sal y el azúcar agregada.  La grasa debe  provenir de fuentes saludables para el corazón, como los aceites de oliva, palta y los frutos secos.

Restringir ciertos alimentos.

Determinadas dietas limitan la cantidad de un grupo de alimentos en particular, como los alimentos que tienen un contenido alto de hidratos de carbono o de grasa. Sin embargo, las dietas altamente restrictivas pueden resultar insostenibles a largo plazo y generan déficit en la ingesta de ciertos nutrientes.

Las bebidas endulzadas con azúcar son una manera segura de consumir más calorías que lo deseado, por lo que limitarlas o eliminarlas por completo es una buena idea para empezar a reducir el consumo de calorías.

Reemplazos alimentarios.

 Estos planes sugieren que se reemplacen una o dos comidas por sus productos por ejemplo, batidos o barritas de bajas calorías, así como que comas tentempiés saludables y que hagas una tercera comida equilibrada, con un contenido bajo de grasas y de calorías. Este tipo de dieta puede ayudar a perder peso a corto plazo. Sin embargo, se debe tener en cuenta que estas dietas probablemente no enseñen a realizar un cambio en el estilo de vida general, por lo que es posible que tengamos que mantenerlas durante más tiempo para no volver a aumentar de peso.

Desconfía de las soluciones rápidas.

Las dietas de moda que prometen una pérdida de peso rápida y fácil pueden ser tentadoras. Pero la realidad es que no existen alimentos mágicos ni soluciones rápidas. Las dietas de moda pueden ayudar a corto plazo, pero los resultados a largo plazo no parecen ser mejores que los de otras dietas.

De manera similar, se puedes adelgazar con una dieta relámpago, pero es probable que se recupereel peso perdido cuando termine la dieta. Para perder peso y no recuperarlo, se tienen que adoptar hábitos de alimentación saludables que se puedan mantener con el tiempo.