En Inglaterra su tallo está considerado un manjar que se reserva a los niños, que lo comen crudo, ya que es la mejor manera de asimilar toda su vitamina C.
Si no te gusta crudo, procura que su cocción sea corta y quede crujiente (al dente).
Es ideal para ayudar a tu sistema inmunitario ya que contiene 110 mg de vitamina C por cada 100 g.