Como la vacuna contra la influenza puede ayudar a reducir el riesgo de la COVID-19

 

La influenza sigue siendo uno de los mayores desafíos para salud pública mundial, fue causante de una de las más grandes pandemias de la historia a inicios del siglo pasado. Actualmente se estima que, anualmente, se reportan mil millones de casos, de los cuales entre tres y cinco son graves y causan entre 290 a 650 mil muertes por afecciones respiratorias relacionadas a este virus.

La vacuna que debe aplicarse contra esta enfermedad ofrece una alta tasa de protección, previniendo miles de hospitalizaciones y fallecimientos cada año a nivel mundial.

Con la temporada de influenza sobre nosotros, hay interés en explorar la relación entre la vacunación contra la influenza y la susceptibilidad a COVID-19 y la gravedad de la enfermedad. Estudios recientes han sugerido que vacunación previa a patógenos como tuberculosis e influenza puede conferir cierta protección contra COVID. Un análisis de más de 92,000 pacientes con COVID-19 en un estudio no revisado por pares de Brasil encontró un 17% menos de probabilidades de mortalidad, un 8% menos de probabilidades de necesidad para el tratamiento de cuidados intensivos y un 18% menos de probabilidades de asistencia respiratoria invasiva en aquellos que recibieron una vacuna contra la influenza.

Pero de acuerdo a una investigación de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan publicada en el American Journal of Infection Control en febrero del 2021, la inoculación de la vacuna contra la influenza tiene más beneficios.

Este estudio concluyó después de haber hecho una revisión de más de 27 mil historias clínicas de pacientes a los que se les hizo la pruebas de detección de COVID-19 entre marzo y mediados de julio de 2020, que aquellas personas que habían sido vacunadas contra la influenza tenían significativamente menos probabilidades de contraer la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 y que aquellas que dieron positivo a ella fueron menos propensas a requerir hospitalización y tuvieron una tasa más baja de complicaciones.

Los datos más relevantes de este estudio muestran que de los casi 13.000 vacunados contra la influenza que fueron incluidos en el grupo de estudio 4% dio positivo por COVID-19. Un total de 27,201 pacientes recibieron pruebas de laboratorio para COVID-19. Las probabilidades de dar positivo en a COVID-19 se redujo en los pacientes que recibieron una vacuna contra la influenza en comparación con los que no la recibieron con probabilidades relación de 0,76, con un intervalo de confianza del 95%: 0,68-0,86. Los pacientes vacunados que dieron positivo por COVID-19 tenían menos probabilidades de requieren hospitalización o ventilación mecánica y además tuvieron ron una estancia hospitalaria más corta. La asociación siguió siendo significativa después de controlar otras variables, como origen étnico, raza, género, edad, IMC, tabaquismo y enfermedades concomitantes.

Ningún individuo del estudio dio positivo en ambas infecciones al mismo tiempo.

Si bien el mecanismo subyacente de esta asociación todavía no está claro, se considera que la relación  es posible a través de que pueda haber un efecto biológico directo de la vacuna contra la influenza sobre en el sistema inmunológico.  Un mecanismo inmunológico hipotético pero plausible que podría explicar los efectos protectores aparentes de la vacuna contra la influenza contra COVID-19 es un proceso llamado inmunidad entrenada. Clásicamente, las vacunas activan una respuesta inmune adaptativa a través de las células T auxiliares para producir una memoria celular (macrófagos, células NK) y humoral (mediada por anticuerpos) esta respuesta está dirigida a destruir las células presentadoras de antígeno ante la exposición a un antígeno similar por esto la exposición a un segundo estímulo inespecífico podría desencadenar una mejor y mayor respuesta inmunológica, esta «inmunidad heteróloga” podría explicar la reactividad cruzada inespecífica que tienen las vacunas contra patógenos no relacionados.

Adicionalmente, una reciente investigación de los Países Bajos encontró que la vacuna contra la influenza pudo inducir una respuesta mejorada de citocinas después de la estimulación de las células inmunes con SARS-CoV-2.

Por todo lo expuesto más allá de una conexión preocupante entre COVID-19 y la vacuna contra la influenza, los estudios recientes muestran más confianza en que inocularse contra la influenza está asociado con tener un mayor margen de protección contra la COVID-19.

Por esto la vacunación contra la influenza debe realizarse en conjunto con el proceso masivo de inmunización contra la COVID-19.

Debiendo tener especial énfasis en los grupos de mayor riesgo, es decir, trabajadores de la salud, personas de 65 años y más, enfermos crónicos. También se debe hacer un foco especial en los niños desde los 6 meses y mujeres embarazadas, ya que estos grupos se encuentran fuera de los destinados a recibir la vacuna contra la COVID 19.

Debemos tener en cuenta que a pesar de el uso de vacunas para la COVID 19 y la influenza no debemos descuidar las medidas de bioseguridad, el uso estricto de barbijo y distanciamiento social. Cuidarnos para detener la pandemia causada por la COVID 19 es tarea de todos.